“El hambre es un crimen” y “para que la crisis no la paguen los trabajadores”, fueron los dos gritos que hoy se hicieron escuchar en la Plaza de Mayo.
Más de 50 mil manifestantes llegaron hasta allí, desde todos los rincones del país, en el marco de la convocatoria de la CTA y del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo.
Una justa distribución de la riqueza y la implementación inmediata de una asignación universal para todos los niños y niñas de nuestro país fueron los reclamos de los trabajadores y los chicos reunidos en la histórica plaza.
El 12 de diciembre fue una jornada histórica para la CTA y para el campo popular de nuestra Argentina. Así lo sintieron y vivieron cada una de las 50 mil almas que coparon las calles y la Plaza. Hoy, la calle fue nuestra. Fue de los trabajadores y de los pibes. Y también de los viejos. Fue un día de fiesta. Y de compromiso.
Micheli: "La deuda a pagar es la del hambre”
“No vamos a aceptar que se defienda a beneficiarios de un país construido sobre el sufrimiento de 13 millones de argentinos pobres, de los que la mitad son pibes.” Con esa frase inició su discurso el secretario adjunto de la CTA y titular de ATE nacional, Pablo Michelli, y uno de los encargados de dar cierre a la marcha.
El apoyo del movimiento de los trabajadores a nivel nacional al reclamo que hace siete años iniciaron un conjunto de organizaciones sociales fue claro desde el inicio de la actividad y, si bien estuvo siempre presente, en esta ocasión fue masivo.
“La respuesta de la clase trabajadora es nuestro compromiso: no vamos a dejar de abrazar a los pibes nunca más”, garantizó.
Sin embargo, sus palabras no sólo apuntaron a acompañar el reclamo, sino que exhibieron críticas a las autoridades del gobierno nacional. “¿Con qué plata vamos a comprar autos si no tenemos trabajo? –ironizó–. Se necesitan políticas universales, no parches”.
Luego recalcó: “Con un tercio de lo que se paga por los intereses de la deuda externa, se eliminaría el hambre de nuestros pibes. El responsable es el Gobierno, que no quiere distribuir la riqueza. La deuda que hay que pagar es la del hambre, la pobreza y el desempleo”.
Para culminar, no olvidó revivir viejos aunque vigentes reclamos que sostienen los referentes de los trabajadores: libertad sindical y personería jurídica para la CTA.
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